Las humanidades... Tal vez Sartre estaba en lo cierto

Para bien o para mal, se le adjudican a Jean-Paul Sartre las siguientes palabras:

“Yo entiendo a los escritores africanos que renuncian a la literatura para hacer la revolución primero y crear una sociedad donde ella sea posible... Frente a un niño que se muere de hambre, La Náusea no tiene ningún peso, no tiene ninguna consistencia.”

Aunque no comparta uno sus posiciones sobre tantas cosas —como las asumidas, en un momento dado, de respaldo al régimen soviético, o aquellas sobre el rol de la literatura— no sé, tal vez, sólo tal vez, en el fondo, y en cierto modo, era razonable, sino cuando menos comprensible, su planteamiento en este caso. Al menos eso uno piensa cuando recuerda que la solución de los problemas de subsistencia de amplios sectores de la Humanidad, y en amplias regiones del planeta, es una tarea urgente y de magnitud vasta.

Tal vez por ello, sólo tal vez, "las humanidades", como cuestión de hecho, quedan relegadas por las sociedades a un plano secundario, frente a la alternativa de impulsar los campos del conocimiento que propicien el desarrollo científico, económico y su capacidad competitiva. Frente a ese fenómeno, tal vez, deba señalarse con insistencia que es irrazonable aislar la enseñanza técnico-científica del contacto con las humanidades, pues con ello se impide la formación de seres humanos con un campo de visión mucho más amplio, lo que a su vez contribuiría al desarrollo científico, la capacidad productiva, y el potencial democrático de la propia sociedad.

Lo que, por otro lado, tal vez, sólo tal vez, nos debería llevar a reconocer que "las humanidades", aisladas de otras formas del conocimiento, y sin los beneficios concretos del desarrollo científico-técnico, quedarían condenadas al etéreo mundo de la especulación perpetua, lugar en donde de nada sirve la democracia, ni se alimenta un solo niño hambriento. Para comprender esto, tal vez, sólo tal vez, baste un poco de honestidad y humildad intelectual.

La consideración de este problema debería partir de una visión integradora (¿dialéctica?), en lugar de maniqueismos absolutos. Para discutirlo, tal vez, sólo tal vez, bastarían uno o dos párrafos, en lugar de intrincados tratadillos, perfumados de silogismos y sinuosidades. Los cuales, dicho sea de paso, posiblemente provocarían la burla de tipos como Borges. Pero esa es otra conversación...

Comentarios

  1. Un tema fundamental - en los dos o tres párrfos - debería ser el de formar una cultura científica en lugar de científicos. Currículos genuinamente interdisciplinarios en las escuelas. Olvidarse de los "estándares". En fín, a través de la educación se debe tratar de encontrar conmesurabilidad entre lo técnico científico y lo humanístico (aunque esto resulte siendo una triste aporía). Hace falta cierto tenor utópico en la educación ya que esta "noble" gestión tiene como obligación la formación de valores (particularmente en una sociedad tan peligrosamente absurda). Es imperativo actualizar las escalas axiológicas revisitando la historia geopolítica y local, el arte, la filosofía, etc.

    Afortunadamente nuestra actualidad no es la de Africa pero aún así estamos famélicos. No hay hambre de comida pero si la hay de Humanidades. La Comay y el reggaeton y "El Chuchin" son los ejemplos más claros de nuestro ayuno humanístico.

    La humilde opinión de un maestro de Ciencias Ambientales (desempleado por voluntad propia) de escuela superior.

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  2. Eric, coincidimos en que no podemos articular un saber al margen de otros saberes: los "humanistas" aislados de los "científicos". El asunto, para mí, estriba en subrayar la necesidad de ambos saberes y se inaplacable coexistencia dialógica. En otras palabras, las humanidades se enriquecen por su contacto con las ciencias y vice versa.

    No olvidemos, eso sí, que aunque un poema no sació el hambre física de un niño, sí le permitió imaginar un mundo distinto sin hambre. La literatura, entre otros saberes de las artes liberales, ha influenciado grandemente la educación de científicos, campesinos, ingenieros, arquitectos y abogados, entre otros, en la conformación de unas sensibilidades que conducen a la visibilización del "Otro". Estos procesos de visibilización fomentan, a su vez, el desarrollo técnico y científico para una mejor calidad de vida. Venga, no digo que todo ha sido gracias a "las humanidades", pero sí han jugado un rol de gran relevancia.

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  3. Coincido, Eric, "es irrazonable aislar la enseñanza técnico-científica del contacto con las humanidades". Pero aun más es una desafortunada perversión generadora de mediocridades y malos entendidos acerca del conocimiento y el desarrollo humano.

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