El Sexto Mandamiento (Comentario y enlace a "Ratzinger y el pasado que regresa" de Mario Alegre Barrios en END)



"No cometerás actos impuros", así reza el sexto mandamiento de la Iglesia Católica. Las informaciones de esta semana señalan que el entonces cardenal Joseph Alois Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, habría dado largas a las querellas sobre la conducta pederasta con 200 niños sordos por parte del sacerdote Lawrence C. Murphy durante la década del '60 del siglo pasado. Agrava aquella infamia las posibilidades limitadas de comunicación de las víctimas del pederasta, factor que no debemos pasar por alto.

El hecho plantea un signo de interrogación tan profundo como la bóveda de la Capilla Sixtina, en cuanto a la capacidad del jerarca de la Iglesia Católica para disciplinar a sus rebaños de reverendos y monjas. Ese, entre otros, es un cuestionamiento levantado por Mario Alegre Barrios, periodista y analista del periódico El Nuevo Día, en el artículo que recomendamos y enlazamos en este post, quien resalta que el pasado persigue a Ratzinger.

Una institución que declara santos, determina indulgencias, perdona pecados y obsequia aros arzobispales a gobernantes, debería vigilar más efectivamente el cumplimiento de sus propios mandamientos por parte de sus sacerdotes y monjas.

No se trata, como muy bien advierte Alegre Barrios en su artículo, de prohibirles a aquellos el sexo consentido entre adultos o la satisfacción de sus necesidades carnales de manera individual. Después de todo, el sexto mandamiento —al que se une el noveno sobre pensamientos y deseos impuros— no es más que la condena por un puritanismo oscurantista y antediluviano de un acto natural de los seres humanos. Pero la pederastia, con el agravante de sacar provecho a la imagen de autoridad que proyecta la sotana entre determinados sectores en la sociedad, es un asunto distinto y profundamente sórdido.

Resulta inadmisible el encubrimiento por las autoridades eclesiásticas del abuso contra menores, lo cual, después de todo es, además, una conducta ilegal y enferma. Los jerarcas de la Iglesia Católica deberían hacer un acto de contricción, en estos días cercanos a la Semana Santa, y al menos asumir, de manera frontal y sincera, una política firme frente a los actos de pederastia por parte de los reverendos transgresores. Ello, y no el encubrimiento, el "falso testimonio", se impone como una responsabilidad ineludible, en este mundo concreto y terrenal de "los hombres", ante la vileza de estos actos terribles.

Comentarios

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  2. La iglesia católica ha estado en ruinas desde hace raaaaaaa-tooooo (¿desde su concepción misma, hace dos mil años or so???) Increíble ver que alguien le otorgue, todavía en 2010, medio grano de credibilidad (lo mismo aplica a casi cualquier "religión" organizada hoy en día: ¿harapos??: small word: "tráeme el cash, tráeme las ovejitas que me traigan el cash, y/o tráeme las ovejitas que me traigan el control....) Y parece que mientras más pobre es la cultura/población, más evidente es este problema. Eso dicho: tristemente para aquell@s quienes tienen su fe (genuina) depositada (con intereses) en su institución (la que sea), el sufrimiento es 'mucho y hondo' cuando cosas como este reciente escándalo ocurren. Quizás deberían plantearse crear algo nuevo que rompa con los esquemas corruptos de su fe y responda a los llamados del 'bien' que declaran (desnudo de poder, control y ambiciones terreros, ¿no?). Digo yo. Y respeto. Cada quién con su creencia, siempre. Pero las pajitas... como que... YA. Basta.

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  3. Debo corregir algo: el escándalo NO es lo que es reciente, sino su destape: dos mil años de lo mismo, sabemos. Y cuidao.

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