Enlace a "Edwin Reyes: una criatura del desarraigo (retrato borroso de un poeta)" por Vanessa Droz



Enlazo con el artículo de la escritora Vanessa Droz sobre el Poeta Edwin Reyes, publicado el martes 13 de septiembre. Añado con mucho respeto a los excelentes y atinados trazos de Vanessa, unos comentarios hechos recientemente a una amiga: 'Edwin era un nacionalista de primera línea, agresivo en sus convicciones y los debates, sincero, transparente, y muy atento al sentir de la gente de a pie. Un "hombre honesto".' Su transparencia —violenta, si— y su honestidad, así como sus convicciones nacionalistas, no pueden ser puestas en dudas, en el presente, y mucho menos debieron serlo en el pasado.

Me resulta inconcebible que fuera objeto de ataques irracionales y dogmáticos por su colaboración con la administración municipal de Héctor Luis Acevedo en los año '80. El dogmatismo reclamaba otra víctima para sacrificarla en nombre de los dioses de la pureza revolucionaria. Las acusaciones no podían ser más injustas.

El Edwin que conocí parcialmente en los turnos de guardias en Claridad y en el local del Partido Socialista Puertorriqueño, o en asambleas quilométricas tras las elecciones de 1976, o gracias a los comentarios de amigos comunes que participaban junto a él en los mismos planos de dirección del PSP, o por alguna conversación breve que sostuviéramos en el Patio de Sam —en el viejo San Juan, desde luego—, trazan en mi recuerdo un Poeta total, un intelectual engagé, armado de rabias y ternuras —como ya había anticipado Miguel Hernández—, y un nacionalista sin miramientos ni concesiones, en quien nunca faltó la sensibilidad para reconocer sutilmente la belleza de unos ojos café verdosos en La Bombonera.

Reconocer la figura de Edwin Reyes, en mi perspectiva, es reconocer el valor fundamental de la honestidad y la transparencia en las posiciones que se expresan, y los actos que se ejecutan. Es tal vez esa la razón principal por la que me siento convocado por el artículo de Vanessa. Después de todo, para mí la transparencia y la honestidad intelectual son valores fundamentales, como habrá advertido todo aquél que haya leído mis artículos en este blog.

Y si aun todo lo anterior no fuera razón suficiente para colocar este enlace, enarbolo entonces la discreción de Edwin —otro rasgo esencial de su compleja personalidad, y en este caso, perfectamente cómplice— respecto a una joven pareja de enamorados besándose al pie de las murallas de El Morro una mañana de otoño... Ello podría ser una válida justificación. ¿No les parece?

Nota: Foto tomada prestada del artículo de En Rojo: "Edwin Reyes: una criatura del desarraigo (retrato borroso de un poeta)"

Comentarios

  1. Yo me llamo Edwin Reyes, siempre he sido muy poetico, sera casulidad, lo de los nombres, o es los nombresy apellidos determinan la personalidad de cada persona¿

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