...cada cual escoge su madriguera, esa cueva —de ordinario bajo tierra— donde se oculta luego de haber salido al exterior, ejecutar su acto circense o pronunciar dos o tres palabras, un discurso extenso o breve, de cuño propio o a través de los discursos de terceros; cada cual escoge su momento para aparecer fugazmente, evadiendo los disparos de los diversos bandos enemigos, una suerte de fuego cruzado que atrapa en el medio de una danza mortífera, la cual no hay manera de evadir, sino aparecer, exponer con alguna lógica algunas ideas, y regresar de inmediato a la segura y tibia madriguera; esta vocación de fantasma, de intelectual espectral, tiene sus explicaciones en vista del contexto que aquí describo, pero plantea riesgos terribles que cada cual debe aquilatar; que cada cual tiene derecho a aparecer y desaparecer cuando le venga en gana es indiscutible; el derecho que cada cual tiene a cuidar que sus posiciones se mantengan dentro del political correctness de la sociedad en que...